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Cómo hablar con los niños sobre política

La política puede parecer un tema difícil de tratar con los hijos, pero ya están escuchando, observando y formando opiniones. Como padres, tenemos la oportunidad de guiarlos con la verdad, la sabiduría y los principios bíblicos.

Hablar con los niños sobre política

Hablar con los hijos sobre política puede resultar abrumador. Aunque puede resultar más fácil evitar el tema por completo, los niños son cada vez más conscientes de los problemas políticos a través de amigos, maestros y profesores, redes sociales y otras fuentes. Aunque es saludable preguntarse cuánto deberían saber nuestros hijos sobre política, lo cierto es que están mirando, escuchando y absorbiendo información políticamente sesgada. Por tanto, la pregunta no debe ser si los padres deben o no hablar con sus hijos sobre política, sino cómo pueden hacerlo de manera efectiva para ayudarlos a filtrar esta información a través del lente de las Escrituras.

Con las Palabra de Dios como guía, los padres pueden ayudar a sus hijos a comprender el gobierno, la autoridad y la ciudadanía desde una perspectiva bíblica. A la hora de abordar estas conversaciones con sus hijos, los padres deben considerar las siguientes verdades de las Escrituras con espíritu de oración.

Toda autoridad viene de dios, pero nadie es perfecto

Romanos 13:1 nos recuerda que «Toda persona debe someterse a las autoridades de gobierno, pues toda autoridad proviene de Dios, y los que ocupan puestos de autoridad están allí colocados por Dios» (NTV).

Esto significa que los líderes del gobierno, con los que podemos estar de acuerdo o no, son puestos en sus posiciones por Dios. Pero eso no quiere decir que sean perfectos: todos estamos privados de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Incluso los líderes bíblicos, como el rey Saúl, tomaron decisiones que entristecieron a Dios. Sin embargo, el hecho es que fueron puestos en autoridad por el plan perfecto de Dios.

Al enseñarles esta verdad, se les ayuda a evitar dos extremos: idolatrar o despreciar por completo a un líder. Todos los líderes merecen respeto por su posición, pero todos tienen defectos. Al presentar esta visión equilibrada a los niños, los ayudamos a mantenerse arraigados en la realidad de que solo Cristo es perfecto y que la humanidad está sujeta a su naturaleza pecaminosa.

El gobierno terrenal es temporal

Filipenses 3: 20 nos recuerda que «nosotros somos ciudadanos del cielo» (NTV).

Dios estableció el gobierno en la Tierra desde los primeros días, nombrando jueces y reyes para que gobernaran sobre ella. Sin embargo, los reinos y los imperios se levantan y caen; solo el reino de Dios durará para siempre.

Nuestros gobiernos terrenales brindan orden y protección, pero no son eternos. Estos gobiernos harán cosas bien y también cometerán errores. Sin embargo, nuestra última esperanza está en Dios y en la eternidad que pasaremos con Él en el cielo.

Honrar a los gobiernos terrestres y honrar el reino de Dios

Cuando le preguntaron a Jesús si la gente debía obedecer la ley de Dios o la de los líderes terrenales, respondió: «…den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios» (Mateo 22:21, NTV). En otras palabras, los cristianos tenemos la responsabilidad de obedecer a las autoridades y cumplir las leyes terrenales, como pagar impuestos, obedecer las leyes y respetar las decisiones (siempre que no vayan en contra de la palabra de Dios). Sin embargo, también debemos recordar que nuestra lealtad final es para Dios.

Cuando los padres enseñan esta perspectiva a los niños, los ayudan a comprender que ser un buen ciudadano no implica comprometer su fe. Significa ser obedientes y responsables con nuestras leyes terrenales, y al mismo tiempo recordar que también tenemos que obedecer las leyes de Dios.

Desacuerdos respetuosos

Hechos 5:29 dice: «Nosotros tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana» (NTV).

Puede haber ocasiones en las que se aprueben leyes que violen directamente la palabra de Dios. En esos casos, los padres tienen la oportunidad de enseñar a sus hijos que las Escrituras son la máxima autoridad para un cristiano. Cuando los líderes toman decisiones que entran en conflicto con las Escrituras, los cristianos deben obedecer la palabra de Dios.

Pero, incluso cuando no estamos de acuerdo, los padres deben enseñar a los niños a mostrar desacuerdo respetuosamente, de manera que siga honrando a Dios. La mejor manera es mostrando cómo se manifiesta un desacuerdo piadoso: los niños pueden aprender a tratar a los demás con dignidad y respeto, incluso cuando no están de acuerdo, observando cómo responden sus padres ante el conflicto.

Orar por quienes tienen autoridad sobre nosotros

Una de las lecciones más sencillas, pero poderosas, que un padre puede enseñar a sus hijos es la de orar por sus líderes. 1 Timoteo 2:1,2 dice: «En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad» (NTV).

Orar por aquellos que tienen autoridad sobre nosotros, ya sea que hayamos votado por ellos o no, nos ayuda a recordar que Dios tiene el control. Cuando los niños hagan preguntas o participen en discusiones sobre temas de actualidad, dedica un tiempo para orar juntos como familia por la situación y por las personas que tienen autoridad.

Consejos prácticos

Cuando hable con los niños sobre política, mantenga la conversación apropiada para su edad y reserve una participación más profunda para los niños en su preadolescencia o adolescencia. Modele una buena ciudadanía participando en las votaciones, sirviendo a la comunidad y estudiando historia, y sea proactivo a la hora de hablar con los niños: cuando surjan escenarios, asegúrese de que los niños escuchen primero la información de sus padres desde una perspectiva bíblica, en lugar de recibirla a través de un lente secular.

La política no tiene por qué ser un tema que provoque miedo o división. Al mantener conversaciones basadas en las Escrituras, los niños comprenderán que toda autoridad proviene de Dios, que nuestra esperanza final está en Cristo y que la oración es siempre la primera respuesta, y la más adecuada.