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Cómo criar adoradores
¿Has pensado alguna vez en el impacto que una actitud de adoración podría tener en tu familia? Descubre consejos prácticos para nutrir un corazón de adoración y guiar a tu familia a experimentar la bondad de Dios a través de momentos de fe intencionales y cotidianos.
“El mayor privilegio y propósito de los padres es guiar a sus hijos por el camino de Cristo” – Max Lucado.
El privilegio de ser padres también conlleva una gran responsabilidad. Para los padres cristianos, la mayor de todas las responsabilidades es la de formar a sus hijos en los caminos del Señor. Aunque existen muchos recursos para guiar a los niños en la oración y en el estudio de historias de la Biblia, los padres a menudo se sienten mal equipados para guiar a sus hijos en la adoración en el hogar.
Tradicionalmente, la adoración se concibe como una experiencia emocional y espiritual que tiene lugar mientras se interpreta música o se canta. Aunque ésta es una parte importante de la adoración, es sólo una de sus expresiones. La definición de adoración es en realidad una expresión de reverencia, veneración o devoción, lo que significa que la adoración es una postura del corazón (un sustantivo), más que un acto que se realiza (un verbo).
Comprender esta definición abre numerosas posibilidades para participar en la adoración a Dios. Para ayudar a los padres a buscar intencionalmente modos de cultivar la adoración en la vida de sus hijos, presentamos algunas sugerencias para empezar:
- Ser un adorador (Proverbios 22:6)– Los niños copian lo que ven, especialmente de sus padres. Si los padres quieren que sus hijos sean adoradores, deben modelar constantemente este comportamiento para ellos. Deben permitir que sus hijos los vean pasar tiempo en las Escrituras, cantando alabanza al Señor y clamando a Él en oración. A lo largo de la semana, los padres deben procurar que sus hijos los vean participando en cosas que bendicen a otros y traen honor y gloria a Dios. Recuerde, como la principal influencia en la vida de un niño, los padres deben ser diligentes para mantenerse fuertes en su propia fe si quieren transmitirla con éxito a sus hijos.
- Animar a los niños a explorar sus dones y talentos (1 Pedro 4:10)– En el fondo, la adoración es una expresión de amor y devoción al Señor por su bondad. De esa bondad, el Señor da a cada persona habilidades únicas para vivir la vida que Él ha preparado para ellos. Ayudar a un niño a descubrir los dones y talentos que Dios le ha dado, y a expresarse ante Él a través de esos dones y talentos es una gran manera de conseguir que los niños adquieran el hábito de vivir una vida en adoración constante.
- Establecer un tiempo de devoción familiar (Proverbios 22:6) – Los devocionales familiares pueden ser tan diferentes como las familias que los realizan. Para algunas familias, lo mejor son las mañanas, mientras que para otras lo más conveniente es a la hora antes de dormir. Algunas familias eligen leer un devocional y orar juntos. Otras prefieren entonar canciones, conversar sobre las Escrituras o incluso escuchar juntos una grabación de la Biblia. Ni la hora del día ni las actividades específicas del tiempo juntos son tan importantes como reunirse consistentemente para adorar al Señor como una unidad familiar.
- Mantener a Dios en las conversaciones a lo largo del día (Deuteronomio 6:5–7)– La adoración es una actitud del corazón. Cuando los padres se disciplinan para permanecer en una postura de adoración a lo largo del día, ésta fluirá de forma natural en sus conversaciones. Sin embargo, es una disciplina difícil de poner en práctica hasta que se convierte en un hábito. Los padres no deben sentirse presionados para dominarla de la noche a la mañana. Podrían empezar señalando pequeños recordatorios de la bondad de Dios, como la belleza de una puesta de sol, una bendición inesperada mientras hacen gestiones, o el hecho de que haya agua caliente y electricidad en casa. Podrían poner en práctica la verbalización de pequeñas oraciones a medida que se presentan el caos y los factores estresantes del día, demostrando cómo confiar en Dios en todos los ámbitos de la vida. De la forma que mejor funcione, llevar a Dios a los momentos cotidianos de la vida fomenta una cultura de adoración en el hogar que empezará a formar el corazón y la mente de los niños como verdaderos adoradores.
- Exponer a los niños a momentos de adoración intergeneracional (Salmos 145:4)– Dado que la adoración es una disciplina espiritual tan diversa y atemporal, es importante exponer a los niños a diferentes expresiones de la misma a través de las líneas generacionales. Permitir que los niños se queden en un servicio de adoración con sus padres, llamar a los abuelos para pedirles que oren por ellos o los guíen en un devocional, o aprovechar las oportunidades en los días festivos para un tiempo rápido de adoración con la familia extendida son excelentes ideas para esta exposición.
Sea como sea que los padres se sientan más cómodos creando un espacio para la adoración en su hogar, la constancia y la intencionalidad son los componentes más importantes. Al igual que Josué, quien declaró con valentía: «Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor» (Josué 24:15, NTV), comprometer sus esfuerzos con el Señor y permanecer firmes en su decisión de nutrir un corazón de adoración en sus hijos sembrará semillas que echarán raíces y florecerán en hermosas vidas que reflejarán la bondad de Dios a todos los que los vean.