El cristianismo está en declive, al menos eso es lo que nos dicen las nuevas encuestas nacionales. Pew Research Center informó recientemente que los cristianos podrían constituir menos de la mitad de la población de Estados Unidos en los próximos 50 años.
El cristianismo está en declive, al menos eso es lo que nos dicen las nuevas encuestas nacionales. Pew Research Center informó recientemente que los cristianos podrían constituir menos de la mitad de la población de Estados Unidos en los próximos 50 años.
Más alarmante aún es la cantidad de estadounidenses que tienen cosmovisión bíblica: cómo las personas responden, experimentan, actúan e interpretan el mundo a través de una perspectiva bíblica.
El libro de George Barna, American Worldview Inventory 2021-22 [Inventario de la cosmovisión americana 2021-22], reveló que solo el 6% de los estadounidenses tienen una cosmovisión bíblica. La cosmovisión más prominente sostenida por los estadounidenses era la de las «visiones personalizadas» o sincretismo (una combinación de diferentes visiones del mundo).
Entonces, ¿cómo abordamos estas tendencias sombrías?
Todo empieza en casa. Los estudios demuestran que las personas desarrollan una cosmovisión alrededor de los 13 años. Los primeros años de vida de un niño o una niña son muy formativos. Los padres pueden tener la mayor influencia en la vida, el comportamiento y las acciones de los hijos en los años venideros.
Como líderes de la Iglesia, a continuación se presentan tres maneras en que podemos alentar a los padres (y a nosotros mismos) a ser proactivos para ayudar a los niños a desarrollar una cosmovisión bíblica.
Examinemos nuestra cosmovisión
Barna dice en su libro que «la cosmovisión de un individuo se desarrolla en gran medida por defecto, en lugar de intencional y sistemáticamente». Argumenta además que nuestra cosmovisión es «captada en lugar de enseñada».
Antes de que podamos ayudar a nuestros hijos a desarrollar una cosmovisión bíblica, necesitamos examinar nuestra propia perspectiva.
Una encuesta reciente del Centro de Investigación Cultural de la Universidad Cristiana de Arizona encontró que dos tercios (67%) de los padres con preadolescentes afirman ser cristianos, pero sólo el 2% de estos padres y madres poseen realmente una cosmovisión bíblica.
No podemos simplemente seguir a Cristo; debemos vivir como Cristo vivió. Para guiar a nuestros hijos necesitamos fundamentos basados en la Biblia . Esto requiere que dediquemos tiempo a leer la Biblia diariamente, prioricemos el tiempo a solas con Dios y apliquemos las Escrituras a nuestra vida.
Lucas 6:47-48 nos recuerda la importancia de construir un cimiento firme. Cristo describe a alguien que pone en práctica Su palabra «semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el torrente dio con fuerza contra aquella casa, pero no pudo moverla porque había sido bien construida» (NBLA).
Nuestros hijos observan y, a menudo, imitan nuestras acciones. Al reaccionar ante determinadas situaciones, debemos asegurarnos de que comprendan cómo nuestras decisiones reflejan lo que dice la Biblia y nuestra obediencia a Dios.
Santiago 1:22 nos dice que no debemos limitarnos a oír la palabra, sino que debemos hacer lo que dice. Tenemos que ver y responder al mundo a través del lente de la Biblia.
Haz que la Biblia sea personal
Los padres pueden desempeñar un papel importante al ayudar a los hijos a conectarse con la Biblia. Los hijos necesitan entender cómo la Biblia se aplica a sus vidas y cómo sigue vigente hoy en día. Y también debemos compartir el mensaje de que Cristo los ama y los valora.
Cuando los discípulos apartaron a los niños de Cristo, Él respondió diciendo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos» (Mateo 19:14, NBLA).
Una vez que los niños comprenden el amor que Cristo siente por ellos, podemos enseñarles la importancia de aprender a responder a ciertas situaciones como Él lo hizo. Para ello, los niños necesitan leer la Biblia.
Mientras los niños leen la Biblia, anímelos a tomar notas y hablar sobre lo que les llama la atención. Haga preguntas sobre lo que acaban de leer. ¿Cómo se pueden identificar con ciertos personajes de la Biblia? ¿Qué temas constantes ven en relación a Dios?
Cuanto más activos sean en la Palabra, más verán los niños la necesidad de aplicarla a sus propias vidas.
Los padres deben reservar un tiempo todos los días para leer la Biblia con sus hijos. Elijan un versículo bíblico para el mes que la familia pueda memorizar juntos. Hablen sobre lo que están aprendiendo en la escuela, lo que ven en las redes sociales y en la televisión y cómo se relaciona con la fe cristiana.
Si queremos que nuestros hijos actúen y experimenten todo a la luz de la Biblia, tenemos que formarlos intencionalmente como discípulos de Cristo.
Reconocer la Biblia como la Verdad Absoluta
La Biblia debe ser la brújula moral que guíe nuestras decisiones. Si nuestros hijos no ven la Palabra de Dios como verdadera, no la respetarán ni seguirán lo que dice.
Los padres deben guiar a sus hijos a la Biblia para distinguir entre el bien y el mal. Barna habla de la creciente creencia de que los sentimientos personales son la fuente más confiable de orientación moral. Basar nuestras decisiones en los sentimientos solo conducirá al caos.
Como dice 2 Timoteo 3:16, «Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia» (NBLA).
Explique a su hijo por qué se puede encontrar la verdad en la Biblia. Cuando surjan situaciones difíciles o preguntas, nuestros hijos deben acudir primero a la Biblia en busca de orientación moral.
Hable sobre lo que es el pecado. Lea los mandamientos de la Biblia. Reflexione sobre cómo nuestro amor por Dios nos lleva a ser obedientes a Él. Si bien el pecado nos separa de Dios, Cristo pagó el precio por ese pecado. Los niños deben entender que pueden ser perdonados cuando no cumplen con los mandamientos de Dios.
No podemos permitir que el mundo enseñe a nuestros hijos lo que está bien y lo que está mal.
Las encuestas que leemos no deberían desanimarnos, sino más bien alentarnos a trabajar más arduamente por el reino de Dios. Cuando los padres se esfuerzan por desarrollar la cosmovisión bíblica de sus hijos, también cambia para bien su propia relación con Cristo.